LOA AL «EMPANAMIENTO»

emp_simpsonHace unos días tuve la fortuna de participar en un taller impartido por Marta Romo, en el que aprendí cosas bien interesantes. Uno de los mejores puntos de la jornada fue el hecho de conocer personalmente a Marta, con quien desde hace algún tiempo estaba en contacto a través de LinkedIn. Es una de esas ocasiones en las que se demuestra que lo mejor de dicha plataforma (que es excelente) ocurre fuera de ella.

El taller fue ameno, inspirador y divertido, y me sirvió para asentar con razones científicas algunas cuestiones a las que, de manera intuitiva, consideraba importantes. Marta nos explicó cómo la neurociencia está posibilitando un enfoque, tanto personal como profesional, que puede favorecer la creatividad en las personas. Al dar a conocer los mecanismos fisiológicos mediante los que funciona el cerebro humano, fuente de dicha creatividad, permite a las personas y a las empresas una mejor gestión de su capacidad innovadora, individual o colectiva.

Desde hace ya bastantes años se sabe que nuestra materia gris, que funciona a través de microimpulsos eléctricos entre las neuronas, produce como resultado de esas descargas diferentes tipos de ondas cerebrales, las cuales tienen relación con el nivel de conciencia y de atención en que se encuentra cada persona. Desde las ondas delta, durante el sueño nocturno profundo, fase fundamental en nuestra salud cerebral, pues se produce la eliminación de las toxinas acumuladas durante el día; ondas theta, durante el periodo en el que soñamos durmiendo; ondas alpha, que se producen en estados conscientes, pero de gran relajación, o de meditación simple, o de ensimismamiento (empanamiento, que dicen ahora), normalmente en situaciones que no implican movimiento físico; hasta las ondas beta, las que se emiten en el estado de vigilia normal del día, cuando trabajamos, resolvemos problemas  o realizamos cualquier otra actividad que requiere de nuestra atención y concentración. Las primeras son las más amplias y más lentas en su frecuencia, y las beta son las que tienen ciclos más rápidos y de menor amplitud.emp_neuron-simulation

En época mucho más reciente, se ha descubierto un quinto tipo de onda cerebral, de mayor frecuencia y amplitud: las ondas gamma. Dicha elevada frecuencia y amplitud de onda reflejan una mayor actividad, en cuanto a cantidad de neuronas y de regiones cerebrales activas. Es decir, se producen cuando diferentes regiones cerebrales están trabajando de manera conjunta y coordinada. Por ese motivo, las ondas gamma son las que se relacionan con momentos de máxima intuición o creatividad. Lo que dota de una perspectiva científica a la definición que cualquier podría dar sobre la creatividad: esa capacidad para hacer de varias cosas conocidas, uniéndolas y relacionándolas, algo nuevo que nadie hasta entonces había pensado o tenido en cuenta. Para ello, sin duda, es imprescindible que diferentes zonas del cerebro funcionen de manera coordinada, colaborativa, hasta conseguir esa sensación de que en un instante todas las piezas del rompecabezas encajan: ¡eureka!.

La experiencia nos dice que ese estado de lucidez creativa por desgracia uno no lo maneja a su antojo cuando lo desea. De hecho, esos fogonazos de imaginación, muchas veces se producen precisamente así, como un «flash» inesperado, y en momentos donde precisamente no tenemos puesta nuestra atención en el asunto en cuestión: dando un tranquilo paseo, en la ducha, mirando por la ventana en el autobús… Hablando de «eurekas», el propio Arquímedes lo soltó mientras se estaba dando un relajante baño de agua tibia.

Y este es, precisamente, el punto más interesante que nos ofrece la neurociencia, pues investigaciones recientes han demostrado un hecho curioso, que tiene repercusiones prácticas. Lo que se ha descubierto es que, salvo los casos que se dan en estados voluntarios de meditación profunda, en el resto de situaciones donde se producen esos fogonazos creativos o de intuición en los que se emiten ondas gamma, siempre han venido precedidos por estados de emisión de ondas alpha, aquellas que se producen en estado de relajación, de meditación no profunda, de ensimismamiento, o dicho coloquialmente, de empanamiento más o menos intenso.

emp_niñoEse estado en que tantas veces se puede quedar un niño al que por más que llamas por su nombre no te contesta. Y es curioso que si hay una edad de la imaginación es la infantil.

Pero este blog se supone que va de cuestiones relacionadas con los valores en el mundo de la empresa, y todo lo anterior no parece tener mucho que ver. Pero sí.

Según José Antonio Marina, el talento es la inteligencia triunfante, aquella capaz de seleccionar los objetivos apropiados, tomar las decisiones correctas y realizar las acciones necesarias que lleven a su consecución. Uno de los rasgos más diferenciadores de ese tipo de inteligencia es precisamente la capacidad de ver las cosas desde una perspectiva diferente, de encontrar relaciones donde otros no las aprecian; es aquella que es capaz de juntar un palo largo y una bayeta e inventar un objeto que ayuda a millones de personas. Esa capacidad es un valor en sí misma, y es una de las mayores necesidades que tienen las empresas hoy en día: talentos capaces de innovar, de ser creativos, de salir de la zona de confort para aventurarse por vías inexploradas hasta entonces.

Pero la neurociencia nos está diciendo varias cosas al respecto, y será un gestor poco inteligente quien no lo tenga en cuenta. Por un lado, nos dice que la innovación no se gestiona por propia voluntad, y menos a voluntad de otra persona. La creatividad necesita de unas determinadas condiciones, y será responsabilidad de los directivos el proveer esos entornos que la faciliten y promuevan. Puedes hacer la prueba de, en cualquier momento, obligarte a tener una idea genial: lo normal es que el esfuerzo resulte infructuoso. La brillantez, nos dice la ciencia, requiere de estados previos de desconexión, de relajación, de perderse en «the nothing box» (según explica con humor y perspicacia Mark Gungor, sobre el cerebro masculino); de dejarse llevar por el empanamiento, vaya.

¿Sabrían todo esto, antes que el resto de los mortales, empresas como Google o Facebook, también conocidas por los espacios de juego, de descanso, de masaje, etc., en sus centros de trabajo?. Y yo que pensaba: ¡mira qué tipos tan majos, estos californianos, como cuidan a sus muchachos. Y estos, agradecidos por tanto mimo, cómo lo devuelven en forma de creatividad, innovación y genialidad a raudales!. Pues parece ser que el huevo ha sido antes que la gallina y, sabiéndolo o no (apuesto a que sí), todos esos «beneficios sociales» de los que disfrutan los «googlers» y similares han reportado muchos beneficios a las propias empresas en forma de brillantes ideas que se han transformado en soluciones o productos innovadores. Porque así es como funciona el cerebro humano.emp_brake

Vale, que sí, que ya sabemos que lo de estos empleadores tecnológicos dista mucho de ser posible para la inmensa mayoría de las compañías patrias (aunque creo que esto tiene mucho más que ver con la voluntad que con los costes). Pero lo voy a poner en pasiva: si una gran parte de empresas no empiezan a pensar seriamente en la carga de trabajo y la gestión del tiempo de su fuerza laboral; si, ahora que parece empezamos a salir del pozo profundo, no se percatan de que 2 + 2 = 4 y por tanto aquello de hacer más con menos resulta ser un tobogán al fracaso; si se empeñan en que el control sigue siendo más importante que la autonomía y la responsabilidad de las personas; si no dejan de favorecer el «presentismo» con sus decisiones directivas pensadas para cadenas de producción en lugar de para equipos que interactúan y colaboran; si no dejan de mirar mal al empleado que se marcha a casa a su hora; si siguen, en definitiva, manteniendo o incrementando los ritmos de trabajo a niveles frenéticos y en permanente estado de estrés; si todo eso sigue ocurriendo, por favor, no vengan además exigiendo a sus recursos humanos que sean creativos e innovadores. La neurociencia les dice que eso resulta fisiológicamente imposible, y por tanto, será un intento inútil, por más trabajados programas de innovación, buzones de sugerencias y reuniones de tormentas de ideas que con gran brillantez establezcan.

Por tanto, me permito darte un consejo, querido lector: si eres jefe y un día de estos encuentras a uno de tus empleados en pleno estado de empanamiento, en Babia, con la salivilla a punto de caerle por la comisura de los labios, no le llames la atención: al día siguiente seguro que te sorprenderá con una idea genial.

10 respuestas a “LOA AL «EMPANAMIENTO»

  1. Gracias Víctor!!!! como siempre muy interesantes tus reflexiones.
    Aunque creo que tu aprovechamiento del taller de Marta es muy superior al mio, yo empiezo a pensar que durante el mismo he estado en Babia 😉

  2. Estoy totalmente de acuerdo, Víctor, hasta el punto que hace ya muchos años comencé a trabajar para algunas grandes entidades provocando ese «entorno mágico», relacionado con su actividad y a la vez tan distinto, de donde surgían ideas brillantes, motivantes y fructíferas para la organización.

    • Claro que sí, es de pura lógica. Cuando uno se encuentra bien en un sitio, con unas personas, o con un determinado ambiente, lo que le sale siempre es mucho más positivo, más valioso que si sucede el caso opuesto.
      Me encantaría conocer la «receta» de esos entornos mágicos.
      Muchas gracias por tu comentario, Edita.

  3. Muy, pero que muy motivador. Qué pena que yo no sea jefa de nada. Muchas gracias por compartir estas ideas y experiencias.

    • Olga, muchas gracias por leer el post y por dejar tu comentario.
      Y si me permites, voy a discrepar un poco, porque como mínimo eres jefa de ti misma.
      Creo que es importante que empecemos por nosotros mismos a darnos un respiro. A veces somos máquinas de autoexigencia, y conviene conocer nuestros propios límites.
      No hace falta ser Superman para ser un poco felices.
      Vamos, creo yo.
      Que no digo que sea tu caso, pero suele pasar.
      Gracias otra vez.

  4. Victor, genial artículo.
    Totalmente de acuerdo con que «la innovación no se gestiona por propia voluntad, y menos a voluntad de otra persona»
    Tuve la oportunidad de ver a dos consultores en unas conferencias hace ya bastante tiempo . El tema no era la creatividad, si no la motivación pero también se puede aplicar a la creatividad e innovación. «Una empresa no puede motivar a sus empleados, pero sí crear un entorno motivante donde cada cual encuentre su cauce”, dice Marcos Urarte autor de Patologías en las Organizaciones. Joan Elias autor del Lovework dice “ …no hay que desmotivar a los motivados”.
    Ambos tienen razón. Hay que crear el entorno para la creatividad o al menos no desmotivar a los creativos.

    • Muchas gracias por tu comentario, Rafael.
      Una directiva que conozco, con larga experiencia, siempre decía que de casa hay que salir duchado, peinado y motivado.
      Pienso que, en este sentido, la máxima aspiración de la empresa debería ser el no echar por tierra la energía y motivación que sus empleados llevan cada mañana a su trabajo.
      Me alegra que te haya interesado el post. Gracias por leerlo.
      Saludos.

  5. Me ha encantado tu post Victor…..es la esencia misma de lo que un dpto de RRHH debería tener en cuenta para sacar el máximo partido de las personas que lo integran y hacerles sentir parte de algo.
    Algún día confío en conocer una empresa cuya directiva tenga esta ideología. Por desgracia, la gran mayoría que tengo cerca están en el lado opuesto «el control sigue siendo más importante que la autonomía y la responsabilidad de las personas» «se favorece el presentismo»… es decir «empresas -ministerio»
    Muchas gracias por hacerme ver que no es todo así! Me anima a seguir buscando mi camino……por cierto, me encanta tu blog!!

    • Hola Aida:
      Pues tienes razón que no todo es así de chungo; no se si lo que tú y yo defendemos es abundante o no en el mundo empresarial, pero desde luego existe.
      Quizás llega un momento en el que hay que dar el paso, arriesgado desde luego, de dejar el lugar que no tenemos más remedio que soportar para buscar el sitio donde queremos estar.
      Personalmente no me gusta nada lo de «retener» el talento, me suena a cautividad; yo creo más en la empresa donde las personas quieren ir a trabajar y permanecer allí. Y haberlas haylas, no hay más que buscar y, quizás, atreverse a dar el paso.
      Muchas gracias, Aida, por seguir leyendo el blog y dejando tus comentarios.
      Un abrazo.

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